«Entre con bombos y platillos en 1982, salí por la puerta de atrás en el 2019» – Quilinic el Diario

«Entre con bombos y platillos en 1982, salí por la puerta de atrás en el 2019»

      Luego de más de 30 años de servicio médico en el área psicoténica del municipio quilicurano, Eduardo Becerra, sufrió distintas situaciones incómodas que, a su parecer, por exigir lo justo, fue desvinculado sin razón alguna y sin sus ganancias correspondientes.

                                                                                                                                                                                                   Por Catalina Munizaga

 

– ¿Por qué cree usted que fue desvinculado de la Municipalidad de Quilicura?

 Creo que son varias cosas. Yo comencé a notar que había una situación un poco incómoda, como que ya no querían que siguiera simplemente. Llegó gente nueva con la que no pude llegar a acuerdos. Aparecieron otros actores que tomaron decisiones que fueron diferentes, como un nuevo administrador y un nuevo jefe de Recursos Humanos. Con eso no tuve ningún inconveniente, pero tuve una sensación como de que creían que yo ya tenía los años suficientes para retirarme. Llegó mi cese de funciones por la ley 15.076, por las 33 horas que yo había servido del año 1982 hasta junio de 2019. Entonces, hubo una serie de reuniones previas en donde me dijeron que yo siguiera ligado a la municipalidad con algunas reticencias. Generamos un acuerdo tácito, de palabra, nada escrito, en el que me dijeron que iban a respetar las condiciones de mi contrato anterior para así yo continuar. Yo lo que quería era que, si voy a cumplir las mismas funciones, voy a seguir siendo el jefe de toda una área, se me respetara el mismo sueldo porque tendré las mismas horas y responsabilidades. También, como tenía 11 horas por el Código del Trabajo, que era del contrato anterior, les dije que, como solución, me lo ampliaran a las 40 horas para así no perder ninguna de las garantías que tenía. Finalmente, no lo hicieron así. No les pareció bien, sobre todo al jefe de Recursos Humanos, de tal manera que perdí todas las garantías.

– ¿A qué se refiere con garantías?

– A las garantías me refiero con días de vacaciones. Cuando comienzas un nuevo trabajo, tienes que esperar un año para optar a 15 días libres. Yo llevaba 10 años con el contrato del Código del Trabajo y, por el otro, tenía 25 días de vacaciones. Con esta nueva idea, tenía que esperar nuevamente un año para poder optar a eso. También, tenía días administrativos que habían sido acordados, los cuales me los quitaron. Además, la remuneración total en el contrato nuevo, más o menos, fue rebajada en un 30% en comparación a lo que yo ganaba.

– ¿Cómo se solucionó este tema (garantías) y la redacción del nuevo contrato?

– Con el nuevo contrato ya hecho, yo le pedí al jefe de Recursos Humanos, explícitamente, que me lo mostrara antes para leerlo. Yo el 1 de julio tenía que entrar a trabajar con el contrato nuevo, el cual no me lo habían hecho llegar. El 30 de junio, me citaron 20 o 30 minutos antes del cierre de la notaría y, sin mostrarme ningún contrato antes de eso, la secretaria del lugar me lo pasó para que lo leyera. En este decía que yo me tenía que desistir de cualquier situación futura, que no tendría finiquito, todo era absolutamente nuevo y distinto a lo conversado. Con la premura del tiempo y, también pensando ingenuamente que esto se podía arreglar más adelante, lo firmé. Eso fue un error mío y lo asumo completamente porque no lo leí bien antes, claramente porque no tuve la oportunidad. Este nuevo contrato era solo por tres meses.

– Después de tantos años de servicio ¿qué le produjo ser contratado por tan poco tiempo?

– Me produjo una sensación de mucha tristeza. Llevo 33 años de trabajo en la municipalidad como para que me hagan un contrato por tres meses, o sea, me estaban probando? Eso sentí. Mostré mi contrato a otra persona del organismo y me dijo de inmediato que no debí haberlo firmado, que fuese a hablar con el alcalde, Juan Carrasco. Lo que me pareció raro es que el día en que firmé el contrato nuevo, el administrador no estaba ese día y, posteriormente, el contrato mágicamente apareció firmado por él. Intenté hablar con Juan Carrasco, pero no tuve ninguna recepción

– ¿Por qué cree que comenzó a tener tantos problemas al interior del municipio?

– Yo creo que fue porque se me acusaban de algunas cosas o, para ellos, estaba exigiendo demasiado. Por ejemplo, se me acusa de que, entre otras cosas, yo solicitaba una cantidad de dinero que no correspondía prácticamente. Lo único que yo pedía, era que se mantuviera lo que yo ya estaba ganando. En el intertanto, contrataron a otro colega por 22 horas por el Código del Trabajo. Lo que me sorprendió fue que su contrato era mucho más beneficioso que el mío. Comparativamente, él ganaba mucho más que yo. Entonces pensaba bueno, soy su jefe, tengo 32 años de servicio, le tuve que enseñar todo sobre lo psicotécnico y tiene un mejor contrato? Lo encontré súper injusto. Lo manifesté muchas veces en distintas ocasiones con el administrador, con el jefe de Recursos Humanos, con el secretario, nadie me escuchó. Siempre pensaron que yo estaba complicando el asunto. Tengo una ley de transparencia que pedí con los sueldos y comparaba. Había una persona con los mismos años que yo, era administrativo y ganaba casi dos veces más de lo que me ofrecían. Yo seguí insistiendo y la cosa se ponía más tensa. Me quedaron debiendo 45 días de vacaciones. Cuando llegara mi cese de funciones pasaría esto de perder las garantías, ellos lo sabían y ninguno me lo quiso decir.

– ¿Qué sucedió cuando finalizaron los tres meses del contrato que le habían realizado?

– Como había tanto revuelo en ese momento, me hicieron otro contrato por cuatro meses hasta el 31 de diciembre de 2019. Este tenía las mismas condiciones que el anterior, por lo que nuevamente reclamé. Me decían que ya estaba reclamando mucho, como que me transformé en una piedra en el zapato para la municipalidad. Siempre que tuve que responder, lo hice y de muy buena forma. Para las reuniones nos juntábamos en el patio de los “containers”, tenía muy buena relación con todos, me consideraban bastante, al igual que mis opiniones.

– ¿Cree usted que hubo alguna situación específica que hizo que se tomara la decisión final de desvincularlo?

 – En la última reunión, la primera semana de diciembre de 2019, yo dije que sería bueno no plegarnos a los próximos paros porque teníamos que ayudar y atender a la gente. Hay que recordar que estábamos en pleno Estallido Social. Propuse que el alcalde debería estar más con nosotros, darnos pautas, hacerse más presente, que tuviera más autoridad. Quiero creer que lo que dije no tiene nada que ver con mi despido porque mi intención nunca fue atacar, todo lo contrario. A la semana de esto, llegaron a mi oficina el jefe de RR.HH junto con el secretario municipal, con un documento en donde decía que la municipalidad me desvinculaba. Le pregunté cuál era la razón y no me dieron ninguna. Les pedí que me dejaran el documento porque lo leería y firmaría más adelante. Pasaron los días y me acusaron de que yo no quería firmar el documento del despido, me llegó una carta de hecho. Eso jamás fue así, yo tenía hasta el 31 de diciembre y en ese momento era 16. No tuve derecho a finiquito. No tuve derecho a horas extras. No tuve derecho al bono de incentivo al retiro. Al cambiarme el contrato, me coartaron todo. Me sentí triste la verdad. Para cuando me iba, solo cinco personas en una oficina me quisieron hacer una especie de despedida. Después de 32 años de servicio, nunca vi ni al alcalde, ni al administrador municipal, ni al de Recursos Humanos, ni al director del Departamento de Tránsito. Entré con bombos y platillos en 1982 y salí por la puerta de atrás en 2019. Esa es la historia.

– ¿Por qué cree usted que Carrasco ignoró sus correos y prefería mantener silencio ante su situación?

– Hay dos cosas que me llaman poderosamente la atención. Una de ellas es la intervención que hice en la reunión para el Estallido Social, donde pedí más participación del alcalde Carrasco, esto yo creo que no le cayó bien. En general, a los jefes comunales no les gustan las críticas, menos de los subalternos. En segundo lugar, siempre dijeron que yo estaba solicitando muchas más cosas de las que correspondía. Entonces, estaba siendo muy incómodo para todos ahí que yo pidiera más dinero. Era una mala jugada para ellos, querían pagar menos por alguien que tal vez lo merecía, no sé. Yo lo único que dije era que eso no era lo que merecía, que estaba “peleando” por algo justo. De una u otra manera, a la municipalidad y a mi consulta privada, llegaba gente contándome las corrupciones que ocurrían tanto en mi departamento, como en otras áreas del municipio. Esto yo lo denunciaba, creo que también puede ser un factor, quizás.

– Hace unos días publicamos una denuncia de corrupción en el Departamento de Tránsito (venta de licencias falsas), usted sabía sobre esto?

– Sí. La gente llegaba a contarme que se hacían cosas que no correspondían en mi departamento. Me dijeron que se vendían licencias falsas, exámenes y una serie de cosas. Durante mucho tiempo ayudé a buscar la forma de desentrañar un poco el asunto, buscar dónde, etcétera. Esta situación la denuncié. Fui y le dije al jefe de gabinete que se estaban vendiendo licencias y que hicieran algo porque yo no quería verme involucrado en una situación así. A su vez, se lo dije al administrador, al jefe de Recursos Humanos, a quien fuera le dije que estaba pasando esto. La directora de Tránsito, María Inés Roa, también sabía, pero no pudimos nunca encontrar la hebra de donde provenía esto. Por otro lado, hace como tres o cuatro años, desaparecieron de la oficina de la directora del Depto. de Tránsito, alrededor de 30 a 40 licencias de conducir. De esto, nunca se supo nada más. Esa vez, la Policía de Investigaciones llegó, pero no había ninguna chapa forzada ni tampoco registro de nada. Se supone que se hicieron varias investigaciones, pero no se sabe absolutamente nada de quién es el responsable. Si hay algo oscuro detrás de esto, no lo sé, no quisiera meterme en cosas que no corresponden. Incluso, en febrero de 2018, envié un proyecto a la directora de Tránsito solicitando que se pusieran cámaras de vigilancia en todo el Departamento Psicotécnico; en la sala de espera, en la sala de exámenes escritos e incluso, en la sala donde yo hacía los exámenes médicos. Nunca me contestaron. Hasta ahora, no hay cámaras en ninguna parte.

– ¿Cree que esta corrupción se ha esparcido por otros departamentos de la municipalidad?

– Yo pienso que sí. Creo que existen otros lugares donde también deben cometerse algunas cosas ilícitas. No tengo ningún documento ni nada para asegurar lo que estoy diciendo, pero yo pienso que sí. Esta cosa de lo que se hace en Tránsito, es súper fácil porque no hay registro. No estoy ajeno a creer que puedan haber lazos de corrupción entre un departamento y otro.

– Como profesional, cuando este gobierno comunal termine ¿volvería a trabajar en el sistema público?

– Me he hecho esta pregunta varias veces. Creo que como una forma de decir “ustedes estaban equivocados”, volvería por un tiempo para demostrarles que lo hicieron mal. Estaría dispuesto, pero con condiciones distintas, con otro tipo de alcalde. Yo con Carrasco no volvería, ni con el mismo jefe de Recursos Humanos ni con el administrador. En otras circunstancias, con otras autoridades, lo pensaría. Pasé por cuatro alcaldes y por el único que no fui bien considerado fue por este. Todo lo que conté es mi verdad. Esa es mi interpretación. Esa es la óptica por la cual veo las cosas. Cualquier cosa que necesiten o quieran saber, está María Inés Roa, con quien trabajé por más de 20 años y puede asegurar que nunca tuve algún mal gesto, reclamo, lo que sea. También estoy tranquilo porque tengo un portafolio lleno de documentos que acreditan las cosas que digo. Yo espero que esto sirva para otras personas. Si me atreví a hacer esto, fue por envalentonado con mi familia. Ellos me dijeron que entregué mi vida a ese servicio, no podía dejar pasar la situación si ya me habían quitado tanto.

 

 – ¿Por qué cree usted que fue desvinculado de la Municipalidad de Quilicura?

 Creo que son varias cosas. Yo comencé a notar que había una situación un poco incómoda, como que ya no querían que siguiera simplemente. Llegó gente nueva con la que no pude llegar a acuerdos. Aparecieron otros actores que tomaron decisiones que fueron diferentes, como un nuevo administrador y un nuevo jefe de Recursos Humanos. Con eso no tuve ningún inconveniente, pero tuve una sensación como de que creían que yo ya tenía los años suficientes para retirarme. Llegó mi cese de funciones por la ley 15.076, por las 33 horas que yo había servido del año 1982 hasta junio de 2019. Entonces, hubo una serie de reuniones previas en donde me dijeron que yo siguiera ligado a la municipalidad con algunas reticencias. Generamos un acuerdo tácito, de palabra, nada escrito, en el que me dijeron que iban a respetar las condiciones de mi contrato anterior para así yo continuar. Yo lo que quería era que, si voy a cumplir las mismas funciones, voy a seguir siendo el jefe de toda una área, se me respetara el mismo sueldo porque tendré las mismas horas y responsabilidades. También, como tenía 11 horas por el Código del Trabajo, que era del contrato anterior, les dije que, como solución, me lo ampliaran a las 40 horas para así no perder ninguna de las garantías que tenía. Finalmente, no lo hicieron así. No les pareció bien, sobre todo al jefe de Recursos Humanos, de tal manera que perdí todas las garantías.

– ¿A qué se refiere con garantías?

– A las garantías me refiero con días de vacaciones. Cuando comienzas un nuevo trabajo, tienes que esperar un año para optar a 15 días libres. Yo llevaba 10 años con el contrato del Código del Trabajo y, por el otro, tenía 25 días de vacaciones. Con esta nueva idea, tenía que esperar nuevamente un año para poder optar a eso. También, tenía días administrativos que habían sido acordados, los cuales me los quitaron. Además, la remuneración total en el contrato nuevo, más o menos, fue rebajada en un 30% en comparación a lo que yo ganaba.

– ¿Cómo se solucionó este tema (garantías) y la redacción del nuevo contrato?

– Con el nuevo contrato ya hecho, yo le pedí al jefe de Recursos Humanos, explícitamente, que me lo mostrara antes para leerlo. Yo el 1 de julio tenía que entrar a trabajar con el contrato nuevo, el cual no me lo habían hecho llegar. El 30 de junio, me citaron 20 o 30 minutos antes del cierre de la notaría y, sin mostrarme ningún contrato antes de eso, la secretaria del lugar me lo pasó para que lo leyera. En este decía que yo me tenía que desistir de cualquier situación futura, que no tendría finiquito, todo era absolutamente nuevo y distinto a lo conversado. Con la premura del tiempo y, también pensando ingenuamente que esto se podía arreglar más adelante, lo firmé. Eso fue un error mío y lo asumo completamente porque no lo leí bien antes, claramente porque no tuve la oportunidad. Este nuevo contrato era solo por tres meses.

– Después de tantos años de servicio ¿qué le produjo ser contratado por tan poco tiempo?

– Me produjo una sensación de mucha tristeza. Llevo 33 años de trabajo en la municipalidad como para que me hagan un contrato por tres meses, o sea, me estaban probando? Eso sentí. Mostré mi contrato a otra persona del organismo y me dijo de inmediato que no debí haberlo firmado, que fuese a hablar con el alcalde, Juan Carrasco. Lo que me pareció raro es que el día en que firmé el contrato nuevo, el administrador no estaba ese día y, posteriormente, el contrato mágicamente apareció firmado por él. Intenté hablar con Juan Carrasco, pero no tuve ninguna recepción

– ¿Por qué cree que comenzó a tener tantos problemas al interior del municipio?

– Yo creo que fue porque se me acusaban de algunas cosas o, para ellos, estaba exigiendo demasiado. Por ejemplo, se me acusa de que, entre otras cosas, yo solicitaba una cantidad de dinero que no correspondía prácticamente. Lo único que yo pedía, era que se mantuviera lo que yo ya estaba ganando. En el intertanto, contrataron a otro colega por 22 horas por el Código del Trabajo. Lo que me sorprendió fue que su contrato era mucho más beneficioso que el mío. Comparativamente, él ganaba mucho más que yo. Entonces pensaba bueno, soy su jefe, tengo 32 años de servicio, le tuve que enseñar todo sobre lo psicotécnico y tiene un mejor contrato? Lo encontré súper injusto. Lo manifesté muchas veces en distintas ocasiones con el administrador, con el jefe de Recursos Humanos, con el secretario, nadie me escuchó. Siempre pensaron que yo estaba complicando el asunto. Tengo una ley de transparencia que pedí con los sueldos y comparaba. Había una persona con los mismos años que yo, era administrativo y ganaba casi dos veces más de lo que me ofrecían. Yo seguí insistiendo y la cosa se ponía más tensa. Me quedaron debiendo 45 días de vacaciones. Cuando llegara mi cese de funciones pasaría esto de perder las garantías, ellos lo sabían y ninguno me lo quiso decir.

– ¿Qué sucedió cuando finalizaron los tres meses del contrato que le habían realizado?

– Como había tanto revuelo en ese momento, me hicieron otro contrato por cuatro meses hasta el 31 de diciembre de 2019. Este tenía las mismas condiciones que el anterior, por lo que nuevamente reclamé. Me decían que ya estaba reclamando mucho, como que me transformé en una piedra en el zapato para la municipalidad. Siempre que tuve que responder, lo hice y de muy buena forma. Para las reuniones nos juntábamos en el patio de los “containers”, tenía muy buena relación con todos, me consideraban bastante, al igual que mis opiniones.

– ¿Cree usted que hubo alguna situación específica que hizo que se tomara la decisión final de desvincularlo?

 – En la última reunión, la primera semana de diciembre de 2019, yo dije que sería bueno no plegarnos a los próximos paros porque teníamos que ayudar y atender a la gente. Hay que recordar que estábamos en pleno Estallido Social. Propuse que el alcalde debería estar más con nosotros, darnos pautas, hacerse más presente, que tuviera más autoridad. Quiero creer que lo que dije no tiene nada que ver con mi despido porque mi intención nunca fue atacar, todo lo contrario. A la semana de esto, llegaron a mi oficina el jefe de RR.HH junto con el secretario municipal, con un documento en donde decía que la municipalidad me desvinculaba. Le pregunté cuál era la razón y no me dieron ninguna. Les pedí que me dejaran el documento porque lo leería y firmaría más adelante. Pasaron los días y me acusaron de que yo no quería firmar el documento del despido, me llegó una carta de hecho. Eso jamás fue así, yo tenía hasta el 31 de diciembre y en ese momento era 16. No tuve derecho a finiquito. No tuve derecho a horas extras. No tuve derecho al bono de incentivo al retiro. Al cambiarme el contrato, me coartaron todo. Me sentí triste la verdad. Para cuando me iba, solo cinco personas en una oficina me quisieron hacer una especie de despedida. Después de 32 años de servicio, nunca vi ni al alcalde, ni al administrador municipal, ni al de Recursos Humanos, ni al director del Departamento de Tránsito. Entré con bombos y platillos en 1982 y salí por la puerta de atrás en 2019. Esa es la historia.

– ¿Por qué cree usted que Carrasco ignoró sus correos y prefería mantener silencio ante su situación?

– Hay dos cosas que me llaman poderosamente la atención. Una de ellas es la intervención que hice en la reunión para el Estallido Social, donde pedí más participación del alcalde Carrasco, esto yo creo que no le cayó bien. En general, a los jefes comunales no les gustan las críticas, menos de los subalternos. En segundo lugar, siempre dijeron que yo estaba solicitando muchas más cosas de las que correspondía. Entonces, estaba siendo muy incómodo para todos ahí que yo pidiera más dinero. Era una mala jugada para ellos, querían pagar menos por alguien que tal vez lo merecía, no sé. Yo lo único que dije era que eso no era lo que merecía, que estaba “peleando” por algo justo. De una u otra manera, a la municipalidad y a mi consulta privada, llegaba gente contándome las corrupciones que ocurrían tanto en mi departamento, como en otras áreas del municipio. Esto yo lo denunciaba, creo que también puede ser un factor, quizás.

– Hace unos días publicamos una denuncia de corrupción en el Departamento de Tránsito (venta de licencias falsas), usted sabía sobre esto?

– Sí. La gente llegaba a contarme que se hacían cosas que no correspondían en mi departamento. Me dijeron que se vendían licencias falsas, exámenes y una serie de cosas. Durante mucho tiempo ayudé a buscar la forma de desentrañar un poco el asunto, buscar dónde, etcétera. Esta situación la denuncié. Fui y le dije al jefe de gabinete que se estaban vendiendo licencias y que hicieran algo porque yo no quería verme involucrado en una situación así. A su vez, se lo dije al administrador, al jefe de Recursos Humanos, a quien fuera le dije que estaba pasando esto. La directora de Tránsito, María Inés Roa, también sabía, pero no pudimos nunca encontrar la hebra de donde provenía esto. Por otro lado, hace como tres o cuatro años, desaparecieron de la oficina de la directora del Depto. de Tránsito, alrededor de 30 a 40 licencias de conducir. De esto, nunca se supo nada más. Esa vez, la Policía de Investigaciones llegó, pero no había ninguna chapa forzada ni tampoco registro de nada. Se supone que se hicieron varias investigaciones, pero no se sabe absolutamente nada de quién es el responsable. Si hay algo oscuro detrás de esto, no lo sé, no quisiera meterme en cosas que no corresponden. Incluso, en febrero de 2018, envié un proyecto a la directora de Tránsito solicitando que se pusieran cámaras de vigilancia en todo el Departamento Psicotécnico; en la sala de espera, en la sala de exámenes escritos e incluso, en la sala donde yo hacía los exámenes médicos. Nunca me contestaron. Hasta ahora, no hay cámaras en ninguna parte.

– ¿Cree que esta corrupción se ha esparcido por otros departamentos de la municipalidad?

– Yo pienso que sí. Creo que existen otros lugares donde también deben cometerse algunas cosas ilícitas. No tengo ningún documento ni nada para asegurar lo que estoy diciendo, pero yo pienso que sí. Esta cosa de lo que se hace en Tránsito, es súper fácil porque no hay registro. No estoy ajeno a creer que puedan haber lazos de corrupción entre un departamento y otro.

– Como profesional, cuando este gobierno comunal termine ¿volvería a trabajar en el sistema público?

– Me he hecho esta pregunta varias veces. Creo que como una forma de decir “ustedes estaban equivocados”, volvería por un tiempo para demostrarles que lo hicieron mal. Estaría dispuesto, pero con condiciones distintas, con otro tipo de alcalde. Yo con Carrasco no volvería, ni con el mismo jefe de Recursos Humanos ni con el administrador. En otras circunstancias, con otras autoridades, lo pensaría. Pasé por cuatro alcaldes y por el único que no fui bien considerado fue por este. Todo lo que conté es mi verdad. Esa es mi interpretación. Esa es la óptica por la cual veo las cosas. Cualquier cosa que necesiten o quieran saber, está María Inés Roa, con quien trabajé por más de 20 años y puede asegurar que nunca tuve algún mal gesto, reclamo, lo que sea. También estoy tranquilo porque tengo un portafolio lleno de documentos que acreditan las cosas que digo. Yo espero que esto sirva para otras personas. Si me atreví a hacer esto, fue por envalentonado con mi familia. Ellos me dijeron que entregué mi vida a ese servicio, no podía dejar pasar la situación si ya me habían quitado tanto.